A nadie, incluyendo Ayuntamiento de Calafell, negocios y residentes del pueblo, se le pasa ya por alto que el cuidado del medio ambiente está tomando cada vez más relevancia y el turismo es un sector que se ha visto involucrado. Al igual que muchas de las empresas que se autodenominan responsables socialmente tanto por las acciones realizadas durante su actividad económica como por las acreditaciones obtenidas mediante organizaciones certificadas, ha aparecido un nuevo concepto en este sector: el turismo responsable.
Turismo sostenible en Calafell, un objetivo
La primera imagen que nos formamos al hablar de este tipo de turismo es el relacionado con el medio ambiente, un error muy común, ya que no solo abarca temas de sostenibilidad con los recursos naturales, sino que también hace referencia a aspectos de carácter social y económico.
Teniendo en cuenta que la mayor afluencia turística en Calafell se produce en periodo estival, desde Ayuntamiento y concretamente desde la Oficina de Turismo, se realizan grandes esfuerzos año tras año para otorgar a su playa, casco antiguo y negocios el carácter ecológico y sostenible que no sólo demanda con carácter cada vez más creciente la sociedad, sino que también empieza a exigir el propio ecosistema de nuestras costas y montes.
Responsabilidad del Destino
Se considera que un destino actúa bajo los criterios del turismo responsable cuando, entre muchos ejemplos, ambientalmente no sobrepasa la capacidad de carga de los recursos naturales de la zona, cuando socialmente las empresas del destino invierten en proyectos sociales y cuando éstas mismas permiten la igualdad de género en las retribuciones salariales de sus trabajadores y trabajadoras.
Está claro que aunque el objetivo no es sencillo, Calafell no es considerado un destino «conformista» y su apuesta por mejorar en este área es clara y constante. Queda mucho por hacer, pero el camino ya ha empezado a recorrerse hace un tiempo a esta parte y el pueblo así lo agradece.
Responsabilidad del Turista
Pero, ¿qué hay del papel del turista? De la misma manera que un destino turístico debe hacerse cargo de sus infraestructuras y equipamientos para el bien de la sostenibilidad, el turista ejerce el papel fundamental para escoger qué tipo de turismo va a realizar.
Suponiendo que tratamos el ámbito medioambiental, el turista tiene en sus manos la potestad de acudir a destinos turísticos con un entorno muy frágil y disfrutar de éste mediante infraestructuras que no previenen ni consideran relevante el cuidado de los recursos naturales de la zona o bien informarse de la manera en que su huella en el destino tenga un impacto muy leve o nulo.
Está claro que todos hemos viajado y visitado algún bonito lugar y nuestro impacto negativo en él ha dependido de nuestro comportamiento durante dicha visita. Somos responsables directos del cuidado o deterioro de nuestro entorno y al igual que exigimos que destinos y alojamientos tengan un mínimo de conciencia ecológica o sostenible, a nosotros nos toca dar ejemplo.
Carácter social del Turismo
Cuánto al carácter social, un ejemplo podría ser el del turismo sexual en países como Tailandia. Si bien son países muy conocidos por este tipo de turismo, como turista hay que ser consciente de que puede darse el caso de incentivar la explotación infantil y el tráfico de personas, entre otros. Otro ejemplo de carácter social y más reciente es el caso de las “Kellys”, nombre que identifica a una asociación de mujeres que ejercen su trabajo como camareras de pisos en hoteles y cuya reivindicación se basa, a grandes trazos, en defender sus derechos laborales. Es por ello, que recientemente han pedido a páginas como Trip Advisor que indiquen qué hoteles no respetan el trabajo digno de este colectivo. Así pues, el alojamiento en hoteles que cumplan con el derecho laboral de sus trabajadores es considerado, también, un turismo responsable.
Así pues, queda en las manos de los propios turistas decidir si sus vacaciones influirán en el turismo responsable y qué empresas o infraestructuras se encargarán de ello, sin dejar de tener en cuenta que el propio destino turístico debe ser, a su vez, consciente de su funcionamiento sostenible y en Calafell, lo somos cada vez más.
